Podemos era una amenaza para la hegemonía del PNV.
Ahora ya es una realidad. Si el pasado año, en las elecciones generales
del 20-D, asustó a los nacionalistas con más votos, pero menor
representación, un escaño menos, el 26-J ha sido la confirmación de que el partido morado tiene muchas posibilidades
en las próximas elecciones autonómicas previstas para octubre, y eso
que todavía no dispone de un perfil definido para luchar por la
presidencia del Gobierno vasco.
La magistrada del Tribunal Superior de Justicia, Garbiñe Biurrun declinó la propuesta de Podemos para ocupar los carteles de la formación de Pablo Iglesias. Podemos con su secretaria general Nagua Alba al frente, luchaba entre los seis y los siete escaños con el 85% escrutado, frente a los cinco del PNV. La formación que lidera Andoni Ortuzar ya había advertido que en una campaña tan polarizada y con tan poca visibilidad de los partidos de ámbito más autonómico que, mantener la representación, iba a ser una “heroicidad”.
No lo han logrado y con ese porcentaje bajaban un escaño de los seis del 20-D a los actuales cinco. Una cifra con la que, pese a todo, pueden jugar algún papel en un Congreso de los Diputados que seguirá muy fraccionado y con el PSOE en segundo lugar, tras alejar el sorpasso, con el 57,6% escrutado en el total de España. A partir de ahí el resto de los datos son muy similares a los del pasado diciembre.
El Partido Socialista con Idoia Mendía al frente luchaba por el tercer escaño, el de Álava. Un resultado más que aceptable en una provincia en la que los socialistas siguen pagando muy caro el precio de la división interna.
Ni el modelo de campaña que han utilizado, haciendo una cierta autocrítica de los errores del pasado, ni el empuje de Otegi, que ha cambiado en parte su discurso para abordar más a fondo temas de gestión —aparcando parcialmente el debate sobre la independencia—, les ha servido para mejorar el resultado. Es más pierden cerca de 40.000 votos y lo hace en todas las provincias vascas, pero de manera especial en Gipuzkoa, donde gobernaron en la diputación y en el Ayuntamiento de San Sebastián. El PP se queda con dos al no lograr Borja Semper el de Gipuzkoa.
La magistrada del Tribunal Superior de Justicia, Garbiñe Biurrun declinó la propuesta de Podemos para ocupar los carteles de la formación de Pablo Iglesias. Podemos con su secretaria general Nagua Alba al frente, luchaba entre los seis y los siete escaños con el 85% escrutado, frente a los cinco del PNV. La formación que lidera Andoni Ortuzar ya había advertido que en una campaña tan polarizada y con tan poca visibilidad de los partidos de ámbito más autonómico que, mantener la representación, iba a ser una “heroicidad”.
No lo han logrado y con ese porcentaje bajaban un escaño de los seis del 20-D a los actuales cinco. Una cifra con la que, pese a todo, pueden jugar algún papel en un Congreso de los Diputados que seguirá muy fraccionado y con el PSOE en segundo lugar, tras alejar el sorpasso, con el 57,6% escrutado en el total de España. A partir de ahí el resto de los datos son muy similares a los del pasado diciembre.
El Partido Socialista con Idoia Mendía al frente luchaba por el tercer escaño, el de Álava. Un resultado más que aceptable en una provincia en la que los socialistas siguen pagando muy caro el precio de la división interna.
Ni el modelo de campaña que han utilizado, haciendo una cierta autocrítica de los errores del pasado, ni el empuje de Otegi, que ha cambiado en parte su discurso para abordar más a fondo temas de gestión —aparcando parcialmente el debate sobre la independencia—, les ha servido para mejorar el resultado. Es más pierden cerca de 40.000 votos y lo hace en todas las provincias vascas, pero de manera especial en Gipuzkoa, donde gobernaron en la diputación y en el Ayuntamiento de San Sebastián. El PP se queda con dos al no lograr Borja Semper el de Gipuzkoa.
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